que conozco cuando estas feliz y triste,
que cada palabra que me dices se queda aquí
en mi corazón, en mi mente y en mi alma.
Sí, Señora amada,
es usted mi mayor musa,
puedo escribirte mil versos,
y aunque la tinta sea escasa,
no te preocupes
las lecciones ya están plasmadas.
Y aquí vamos de nuevo,
no creas que he olvidado tu gran sacrificio de madre,
sí sacrificio de vida o muerte,
me tuviste a los cuarenta y dos años,
arriesgando tu propia existencia,
sólo por el amor de tus entrañas.
Cada detalle que tengo para ti,
sé que no es suficiente,
que la vida se me hace breve,
y por eso no escatimó
Rosa, para mí eres valiosa.
Y perdón por tutearte a estás alturas de mi vida,
a mis treinta años de existencia
y es que esta nieta tuya,
no hace más que llamarte por nombre,
diciendo que te ama y extraña,
y eso que sólo te conoce dos años,
te imaginarás cuánto te amo yo.
Rosa, Rosita de vida,
Madre de mi corazón,
Dios me dio el don de transmitir por palabras
esas que tú lees a todo reglón,
pues que sepan todos,
que está Señora lee todo,
literalmente hasta el punto final.
Y como tú lees todo,
y yo escribo de todo,
quiero decirte a todo pulmón
que te amo,
que aunque no pueda estar ahí
(aunque el día viernes confieso
quería coger un bus)
te amo y te agradezco
por haberme enseñado amar a Dios
por enseñarme a amar las letras,
a escribirlas y
a pelearme con ellas cuando hay razón.
Feliz día de la Madre
te amo con todo mi corazón...
y Alexa te dice: feliz día... Rosa.. amo ... corazón...
Con cariño:
Karla Rugel