Me costó
aprender que ustedes son:
Misioneros,
llamados a ir donde hay necesidad,
Claretianos,
porque llevan el carisma del Padre Claret,
Que son únicos,
por su forma de
ser, sus atenciones y sonrisas.
Primero conocí
al más amoroso,
Que me hacía
sentir en casa,
Aunque fuera
una extraña,
Y de otra
religión,
Para él no
había diferencias,
Era mi amigo,
mi hermano….P. Stalin
El segundo
claretiano,
Es mi querido
P. Jorge, mi mentor,
La primera
conversación fue toda una charla,
Llena de
interrogantes,
Sí que me tuvo
paciencia,
Y aquí me
tienen regresé a Casa,
Regresé a la
Iglesia Católica.
Luego conocí al
tercer claretiano,
P. Ricardo, más
directo que él… nadie,
Me ayudó a
moldear mi carácter,
Y tomar las
decisiones correctas
En el momento
correcto.
Luego, conocí
al P. Benito,
Mi Jefe…
Lleno de
sonrisas,
Preocupado
siempre por sus trabajadores,
Con unas
homilías excepcionales,
Que te dejan siempre a la expectativa,
Curioso como un
niño, feliz como un niño,
Simplemente ... ¡único!
El siguiente
claretiano, fue el P. Valero,
Siempre en su
bicicleta, con sus niños de Pando,
Preocupado por
sus víveres,
De voz calmada
y de ánimo pronto.
No puedo dejar
mencionar
A mi querido P.
Paquito,
Con sus largas
charlas de política, de fútbol
Y temas diversos,
siempre tiene
de que charlar,
Con su sonrisa
inmensa que te transmite alegría.
Gracias infinitas al
P. Manuel que
me dio
y me sigue dando la oportunidad
y me sigue dando la oportunidad
De llevar mi
testimonio a más gentes.
Mis queridos
Claretianos,
Más que nunca
estamos con ustedes,
Porque han
marcado mi vida
Y mi corazón para siempre.
Con cariño:
Karla Rugel M.
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